Melinda estacionó su Ebon Jaguar en una de las plataformas
antirradiación, odiaba aquellas tumbas metálicas gigantes donde tenías
que atracar tu mech cuando sufría algun daño en el reactor, ahora
tendría que esperar 2 o 3 horas hasta que sellaran con un mínimo de
garantias la fuga del reactor; 2 horas mirando los niveles de calor del
mech y sin poder darse una ducha y descansar.
La batalla había
sido dura, 2 estrellas de mechs e infanteria de la casta de los bandidos
les esperaban en una instalación subterranea, una ratonera donde había
un cañón esperandoles tras cada esquina y con enemigos dispuestos a todo
con tal de escapar.
La lucha había sido dura pero no había
sobrevivido ningun renegado, pensar que estos mismo bandidos fueron los
guerreros solhama a los que acompañaron como guardia de apoyo hace tan
solo 6 meses la enfurecía, bastante triste era no tener una carrera
ilustre o una muerte digna en combate para un miembro del clan como para
quedar olvidado como solhama y en lugar de dejarse morir de viejo
pasarse al clan de los bandidos.
Al menos esos perros sin honor
habían luchado bien, se notaban sus años de experiencia como MW del
clan, a pesar de haber caido todos había hecho daños a los atacantes,
unos de sus compañeros había caido, otros dos más estaban seriamente
dañados y ella misma había perdido medio mech.
Lo mejor del
asunto es que había limpiado su honor, acompañaron a esos viejos
solhamas para que tuvieran una muerte digna y ellos se pasaron al
enemigo, no podían dejar vivos a aquellos traidores que habían escupido a
su honor. En la oscuridad de la plataforma sellada se prometió a si
misma que jamas acabaría como aquella gente.
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